
Ey. Sigo aquí. Todo bien. Cosas:
- Una colección con más de 600 dibujos de niños españoles refugiados y desplazados internos de la Guerra Civil, cortesía de la Junta Española de Educación y el Instituto Carnegie de España (via Flashbak)



- ¿Fans de los extras de las películas en DVD/Bluray? Say no more. Toneladas de ellos en este canal de YouTube. Ej: Tres horas, TRES, de la adaptación al cine de Una Serie de Catastróficas Desdichas. Pinchad en la imagen para verlo en YT, porque este puñetero canal me carga fatal.

(O el making de Russian Ark, la película de Alexander Sokurov rodada en un solo plano secuencia en el Museo del Hermitage. Mismo procedimiento)

- Daria, la serie mítica de la MTV, restaurada con la música original: es The Daria Restoration Project (MEGA, 33.29 GB, 65 episodios, 2 películas, Full HD) (via)
- La toma original del grito Wilhelm (?) (via)
- Cómo restaurar una película animada de 100 años de antigüedad
- Hablando de animación, bastante concept art de Alex Niño para Mulan, de Disney. La del 98, por si había que precisar más.


- «We can intuit from this that Nikolai: Was an expert thief , a «Prince of Thieves», was a killer, served three prison terms, was a high-ranking gang member who was a murderer, possibly celebrated a teenage birthday in prison, possibly had a drug addiction, was a thief from his early days, is now a “thief-in-law”, an alpha dog of the underworld, now bows to no one, was in a prison in St. Petersburg, (and) in a prison in the north, where the strictest prisons are located for the most notorious murderers and thieves» – Un estudio de todos los tatuajes de Viggo Mortensen en Promesas del Este.
- «Badalamenti’s MIDI notation for «Laura Palmer’s Theme» looked just like Twin Peaks» (via)

- Una colección de fotos restauradas del viaje del Apolo 17 a la Luna (via)

- Un grupo de héroes actualiza anualmente el Sensible World of Soccer (estadios, plantillas, soporte HD, comentarios, etc…). Hace falta el juego original (en Archive.org).

- Setenta años de cine y de vida de nuestra protagonista, contados en cinco historias no lineales, a veces codo con codo, a veces contenidas entre ellas, comunicadas en cinco estilos distintos, configuradas a medio camino entre el azar y la decisión del jugador. Del espectador. De ambas cosas. Podéis tener suerte y llegar de manera relativamente orgánica al clip que lo resuelve todo, podéis encontrároslo de bruces y veros obligados a retroceder para rellenar los huecos, podéis no encontrarlo nunca. Immortality asume la idea de que cualquier relato es frágil, incompleto, elusivo, decepcionante, frustrante y nunca terminarás de conocerlo en absoluto. Immortality está dispuesto a pagar el precio de su mecanismo: emocionalmente, puede ser muy, muy, muy distante. Buscad, leed y si os atrae — las pelotas como campanas de atreverse con Powell y Pressburger ya vale tres pavos de los 20 que cuesta — pilladlo. PC (GOG, Steam) | Xbox | iOS | Netflix
Bonus: Entrevista en YouTube con su director, Sam Barlow, cortesía de No Clip.
¿Necesitáis más? Signalis, Iron Lung, Pentiment, The Friends of Ringo Ishikawa, Chained Echoes, Opus: Echo of Starsong, DANGANRONPA (yeah), NORCO, Prodeus, Gerda: A Flame in Winter, Entropy: Zero 2, VAMPIRE SURVIVORS (fuck yeah), With Those Who Love Alive (gratis, aquí), One Last Game (gratis, aquí), Corru.observer (gratis, todavía incompleto, aquí).
Ah, Elden Ring finiquitado. 230 horas. Sin convocatorias, sin aliados, sin magias. Solo yo, el Colmillo del Sabueso, y mi inutilidad absoluta. Enamorado absolutamente de la mayor parte de este juego, uno que dedica muchísimo tiempo a premiar, en lugar de mi cabezonería, mi curiosidad, y que recompensa a partes iguales la perseverancia y la exploración, por mucho que la posibilidad de llegar a cualquier parte de este mundo abierto reste el misterio que escondían en sus juegos previos aquellos fondos sin fin que nunca podíamos alcanzar. Es una lástima que las tres áreas finales manden un poco a la mierda esa premisa y devuelvan el juego a sus bases históricas. Elimina tu gran herramienta de exploración (el caballo) y comienza a introducir jefes por aplastamiento. Volvemos a apretar los dientes y a morir en la orilla. Ha quedado más ofensivo de lo que realmente es: honestamente, no puedo culpar a un grupo de desarrolladores por haber estirado sus límites durante un considerable periodo de tiempo para acabar rematando la faena regresando a lo que mejor saben. Muy, muy, muy bien. Y agotador. No sé cuántos de estos me quedan ya en la recámara. Mi corazón tiene un límite.
(Anexo: Malenia, Blade of Miquella, and she’s never known defeat: cuatro días de partidas, 23 horas de tiempo de juego, ciento cincuenta lágrimas. En esas 23 horas hay dos en particular, a medio camino, en las que empiezas a sentir que estás a punto de inclinar la balanza a tu favor, te relajas, y ganas la suficiente presencia mental para darte cuenta de llevas diez minutos de combate sin tregua, cruzando espadazos, huyendo como una perra, entrando a saco, retrocediendo de nuevo para volver a rodearos antes de volver a embestir. Es un baile y es el momento culminante de este juegarral. Si entra alguien en la habitación y me ve en ese momento, se cree que que está ante un semidios pegado a un mando, uno de las grandes virtudes de estos juegos que rara vez he leído abiertamente de un tiempo a esta parte. Te hacen creer que eres la hostia. Y el diseño es espectacular. Me hecho una camiseta de esta tía).

- Podcasts. Primero, ficción, con una clara inclinación hacia la sci-fi / terror: Wolf 359, The Magnus Archives, I Am in Eskew, Wooden Overcoats, Imaginary Advice, Dust. Fans de Marvel/DC: están haciendo cosas chulísimas en este ámbito con la ayuda de impresionantes repartos de voces. Ejemplos: Batman Unburied (Winston Duke como Batman es una pasada, más Gina Rodriguez, Jason Isaacs, Lance Reddick, Sam Witwer y John Rhys-Davies y Marvel’s Wastelanders (una saga de seis series con Timothy Busfield, Susan Sarandon, Dylan Baker, Chris Eliott, Stephen Lang, Vanessa Williams, Sasha Lane, Michael Imperioli, Justin Kirk, Robert Patrick como Lobezno en particular y John Hawkes). Por la parte de entrevistas, y concretamente centrados en el mundo del cine y la TV: Inside of You, con Michael Rosenbaum (el Lex Luthor de Smallville), Life is Short, con Justin Long y Dead Eyes, con Connor Ratliff.
William Fichtner y Kim Coates, tesoros nacionales (¡han hecho una peli juntos!).
- Mi película favorita de los últimos 12 meses comenzó a gestarse en 1990. Y Tár debería haber ganado el Oscar, imho.
Más (enlaces a sus tráilers, en la medida de lo posible): Love Exposure, The Northman, Sick*, La Bella Mentirosa, Bull, The Bad Guys, Thomasine Bushrod, Pacifiction, John Wick 4, (mejor que la 3, peor que la 2, mira que está medianamente bien estructurada pero tres horas son casi inaguantables), La Belleza y el Dolor, Un Corazón en Invierno, Night Ride, Something in the Dirt, Bullet Train, Vesper, Deadstream, Emily the Criminal, The Black Phone, Coup de Torchon, el combo Maika Monroe que es Watcher / Significant Other, Confess, Fletch**; We’re All Going to the World’s Fair, Saloum, Skinamarink***
*La mejor película de terror en plan Scream que he visto… desde Scream. No tanto por el guion de Williamson, sino por tratarse de, como lo hizo en su día Wes Craven, una lección de cómo mover una cámara, cortesía de John Hyams y su equipo.
** La escena más divertida que he visto desde el último post involucra a Jon Hamm y a Annie Mumolo. La segunda involucra a Kyle MacLachlan bailando bakalao. Perdón. EDM.
**(¿Dudáis con Skinamarink? Va una ayuda con Heck, corto previo de su director, Kyle Edward Ball. Media horita, mismos fundamentos)
- Series: Probablemente entre Barry y Makanai, La Cocinera de las Maiko, anda la cosa. No me olvido de Corea del Sur: escribo esto con Black Knight a medias, donde se les ha ocurrido juntar Death Stranding con Mad Max a ver qué pasa. Y pasa), ni de Succession — gracias de corazón por no estirarse, porque de un tiempo a esta parte ya estaba comenzando a quemarse en su propio jugo, y por clavar el final –, ni de Pen15, ni de Kamen Rider: Black Sun, ni de Sherwood, ni de Inseparables, ni de Rabbit Hole — un placer ver a Kiefer Sutherland sacando a relucir su sentido del humor, y pareja dinamita con Charles Dance — ni de Copenhague Cowboys. Ni de la gozada que ha sido volver a ver una mítica de mi infancia como era China Beach o entrar de cabeza por tercera vez a ver Mad Men, las dos últimas con una lesión de rodilla encima, absurdo esto.
Pero al final son Barry (HBO. O Max. O lo que sea) y Makanai (Netflix). Por muchos motivos que tenía escritos pero que se pueden resumir brevemente de esta forma. La primera intenta ser mil cosas, aunque mis momentos favoritos llegan en torno al final de la tercera temporada, cuando se convierte en una mezcla de terror casi, casi, sobrenatural y drama postbélico sobre la naturaleza del Mal, mientras que la segunda cae por su propio peso desde el minuto uno, y podría durar una temporada, como podría durar mil, de lo plácida (y absolutamente compasiva) que resulta. La dos están en las absolutas antípodas, estética y moralmente. Las dos me funcionan. El escenario televisivo cubre ahora un espectro más amplio que nunca. La solución es buscar más, buscar mejor, y encontrarás lo que necesitas o, mejor aún, lo que no sabías que necesitabas.

Esta última idea rebosa optimismo y augura un futuro todavía más prometedor, si bien queda un poco enturbiada por el nimio detalle de que las 11.500 personas afiliadas al gremio de guionistas de Estados Unidos (el WGA) se encuentran ahora mismo en su quinta semana de huelga debido, a muy grandes rasgos, a que a la dirección del sistema de contenidos audiovisuales existente desde la incorporación de las grandes tecnológicas al negocio ha terminado por exacerbar las características más nocivas de sus predecesores y, si antes eran dos, ahora les importan tres cojones sus escritores, tres cojones sus actores, tres cojones sus directores, tres cojones los equipos y tres cojones tú — tú quizás un poco menos, porque vas a pagar tu cuota y, casi más importante, a retuitear a Jenna Ortega haciendo el canelo en Wednesday hasta que te hagas un esguince en el dedo de tanto hacer clic –. Josef Adalian y Lane Brown han sacado esta semana un apocalíptico compendio de decenas de entrevistas a profesionales de la industria que describen un escenario de ruina económica latente que va a estallar en el momento en que alguien se atreva a mirar los libros de cuentas, infectado por la profusión de «creadores» sin el menor conocimiento del flujo real de trabajo que comporta una producción, marinado en un caldo de inseguridad comparable a la criptomoneda en términos estructurales, o así lo entiende Steven Soderbergh, y culturalmente dirigido a la polarización entre series de prestigio y mierda más peligrosa que el grafito de un reactor. Ejecutivos e intermediarios contrarios a las razones de la huelga (estos últimos agentes) esgrimen que «el modelo actual ha cambiado» (por ciencia infusa, como si no lo hubieran cambiado ellos) y describen a los huelguistas como unos inadaptados incapaces de comprender que resultan beneficiados por un sistema de «riesgo cero» propuesto desde arriba, y en el que cobras un fijo por tu trabajo y por tus ideas, a cambio de despedirte de tu porción correspondiente sobre sus beneficios a medio-largo plazo porque total 50 pavos al mes no cambian la vida a nadie cuando lo mismo te pagan la factura mensual de la luz. Tomáos estos comentarios como queráis, pero si hay un texto, uno, inapelable para explicar por qué está sucediendo esto, es la tabla de propuestas y contrapropuestas publicada por el WGA como justificación para la declaración de la huelga. Os ofrecería el acta de negociación correspondiente de la otra parte, la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP), pero no lo han publicado. La última actualización de sus comunicados data de 2017. Han descartado sumariamente la petición de la WGA para que les presenten los datos de visualizaciones. Porque esto de la transparencia se la suda.
(También ronda un principio de acuerdo entre la AMPTP y el gremio de directores, el DGA. Parece que han pasado por el aro y están a punto de votar su aprobación final, si no lo han hecho ya. El empleo de los directores, inmediatos beneficiados de la presión efectuada por los huelguistas, como cuña de fragmentación es una táctica a la que ya recurrió la AMPTP en 2017. Más allá de la erosión a nivel de relaciones personales entre directores y guionistas que provocan esta clase de comportamientos, algunos integrantes del DGA han visto las orejas al lobo conscientes de que en último término pueden ser tan prescindibles como sus compañeros, y se han negado a firmar por motivos objetivos: Steven DeKnight expone claramente sus razones en este hilo)
* Volviendo al tema inicial, bastantes esperanzas depositadas en los retornos de The Lazarus Project y Outer Range, pero ya me he llevado chascos con las segundas de From y Yellowjackets. Así que cautela.
- Libros: Poquísimo, pero poquísimo de ficción, algo a subsanar inmediatamente en los próximos meses. Eso sí, tenía que caer Heat 2, superamena. Por encima de todo, es una especie de vista panorámica conceptual de la carrera de acción de Michael Mann, desde el policíaco sucio de Ladrón hasta el exotismo de Corrupción en Miami pasando por la devoción por la tecnología que vimos en Blackhat. Y muy elegante a la hora de atar los cabos: el villano de la historia sirve como eje de la parte precuela y la parte secuela, esta última muy centrada en Shiherlis y en sus locas, locas aventuras como contratista de seguridad en Paraguay. Vulture hace aquí un repaso más pormenorizado, con ligeros spoilers, si queréis saber más.











Más libros: A People’s History of the French Revolution, de Eric Hazan; An Inmense World, de Ed Yong; Valis, de Philip K. Dick; Chip War, de Chris Miller, Open, de Andre Agassi y J.R. Moehringer, Trampling out the Vintage: Cesar Chavez and the Two Souls of the United Farm Workers, de Frank Bardacke; El Cero y el Infinito, de Arthur Koestler, How Music Works, de David Byrne, The Wager, de David Grann; Infinite Powers, de Steven Strogatz, The Tao of Physics, de Fritjof Capra.
(Dos de cine: Walking with Ghosts, las preciosas memorias del gran Gabriel Byrne, y Blade Runners, Deer Hunters and Blowing the Bloody Doors Off, del productor Michael Deeley. No duda en meterse a fondo en el tajo que comporta financiar una peli, cree que Blade Runner es la mejor película que ha producido jamás y todo lo que ha dicho alguna vez Michael Cimino sobre El Cazador es mentira: «embustero patológico» es la descripción más amable que le dedica Deeley en todo el libro. «A día de hoy, lo único que me repatea de ver mi Oscar es que también lleva grabado el nombre de ese individuo».
- Comics: Enganchado a Immortal Sergeant: Policiaco de colegas entre padre detective e hijo diseñador de Tamagotchis, con la fricción de que el padre queda un poco a la derecha de Alfredo Landa en Lleno, Por Favor (que su ex mujer haya salido del armario y viva con una hippie no ayuda) y el hijo es un soy boy de aúpa en crisis de la mediana edad / traumatizado por este elemento (Daniel Radcliffe MATARÍA en este papel), ambos a la caza y captura del asesino de una niña, bajando la frontera con México. Es una premisa gruesa como ancho es el Sáhara pero esto viene de la mano de Joe Kelly y Ken Niimura (I Kill Giants), así que tiene momentos bastante tiernos salpicados sobre una base de racismo casual y homofobia galopante.

Más: Do a Powerbomb, de Daniel Warren Johnson y Mike Spicer; Temudjin de Antoine Ozanam y Antoine Carrion, Moonshadow, de J.M. DeMatteis y Jon J. Muth, Catwoman: Lonely City, de Cliff Chiang, You Should Have Killed Me When You Had the Chance, de Kyle Baker; Mind MGMT, de Matt Kindt; Boxers & Saints, de Gene Luen Yang y It’s Lonely at the Center of the Earth, de Zoe Thorogood.








Playlist para terminar. Ale. A bailar. Hasta la próxima.