El Paso Intermedio: un postmortem

En 2017 comenzamos a grabar un cortometraje titulado El Paso Intermedio. Yo lo escribí. Tardamos tres años en estrenarlo.

Doce páginas de guion. Dos localizaciones, tres actores. Tres años.

Por ir aclarando: estoy enamorado del corto como el primer día. Es posiblemente una de las cosas de las que más orgulloso me siento en mi vida. Pero hacer un corto sin una estructura profesional de producción esconde muchas complicaciones, cada una de las cuales es capaz de hacerte retroceder cinco casillas.

Así que un par de meses después de la presentación «en abierto» del corto, se me ocurrió la idea de hablar con Javi Ruiz de Arcaute y con Daniel Rayado — director y montador/sonido — para analizar el desarrollo del proyecto de principio a fin.

Javi y Dani saben de primera mano, mucho más que yo (entregué el guion, con mis bendiciones, para pasar a ver los toros desde la barrera) lo peliagudo que fue. Así que nadie mejor que ellos para explicaros las trampas que esconden esta clase de producciones y para facilitaros recursos de producción con enlaces varios (al final del post).

Por mi parte, dos apuntes:

1.- Que la gran pregunta que me hice mientras lo escribí no fue «¿es bueno?» sino «¿es lo suficientemente bueno? ¿Merece la pena que la gente se parta la crisma por esto?»

2.- Que el diablo está en los detalles y que cada detalle al azar regresará en algún momento dado, multiplicado exponencialmente, para machacarte la cabeza.

Dicho esto, nunca podré agradecer lo suficiente a todo el mundo haber acabado escribiendo este post.

Aquí, el podcast:

Descarga directa – aquí

Aquí está el guion:

Y aquí, por completar, unos comentarios adicionales de Javi sobre aspectos de producción, con enlaces incluidos a recursos: dónde adquirió las lentes, encontró la casa, y las webs a las que acudió para mover el corto en festivales.

«Las ópticas que utilizamos fueron unas Samyang XEEN de cine, concretamente un 85mm, 50mm y 24mm, y luego en la pista un Sigma 70-200mm. Los focos que fueron dos pantallas de led Newer nuestras, en momentos muy puntuales y, sobre todo un ARRI L7-C LE2 y dos Dedoled DLED 9. Luego, aparte, banderas para cortar la luz, trípodes y material convencional de ese tipo.

Las alquilamos en Falco Films, pero en Madrid hay otras casas de alquiler como Welab, Asiria Producciones u Ovide. Hay más seguro, pero nosotros hemos trabajado casi siempre con las tres primeras. Ovide me suena más de producciones tochas de cine y tele aunque manejen equipos similares.

La casa la busqué por AirBnb avisando a la propietaria que era para un rodaje, que no suelen ser muy proclives a eso porque normalmente algo se jode siempre y a veces la gente es muy poco cuidadosa. Era más barato de esa manera pese a pagar más que por un alojamiento convencional por esto de las molestias del rodaje. Pero para buscar localizaciones específicas para rodajes, sesiones de fotos, eventos, etc. hay una web chula: Espacios más Creativos. Tienen mogollón de referencias y, por lo general, muy preparadas para acoger estas movidas. El precio, obviamente, sube mucho. Una amiga que es productora de publi sobre todo me dijo que una localización normalita, en plan un piso o una casa pequeña, difícilmente baja de 1.000€ por día, y de ahí para arriba. Para cosas que hemos hecho de vodafone me suena que han buscado ahí sobre todo.

En cuanto a la distribución de cortos la plataforma que más me gusta es Filmfreeway  Tiene mejor diseño, muchos más festivales, un motor de búsqueda de puta madre e información cojonuda y actualizada. También he utilizado Clickforfestivals y Shortfilmdepot, que era las que conocía de antes, pero, siendo útiles, están mucho menos actualizadas y envejecidas además de que para cualquier información específica te rebotan a la web del festival de turno, que muchas son muy chusqueras. No las han mejorado desde que hice Mendigo en llamas y eso fue en 2011-2012. En Filmfreeway, igual que tú rellenas un perfil vistoso de tu corto que es fácil de actualizar, los festivales hacen lo propio y de verdad que está guay.»

El corto, aquí:

Enlaces

Últimamente estoy escuchando The Deca Tapes, un podcast de ciencia ficción y misterio creado casi de cabo a rabo, voces excluidas, por el holandés Lex Noteboom (Twitter) y nominado a los Webby Awards. Cada uno de sus ocho episodios sigue a los ocho participantes de lo que parece ser un expermiento científico de distribucion de roles donde cada uno de ellos asume una función determinada (cocinera, profesora, líder). Hasta que alguien muere. Cada episodio sigue las grabaciones de los participantes, interrumpidas por una historia tangencialmente (o no, dun-dun-dun) relacionada con el misterio en cuestión. Tenéis las transcripciones en este enlace de Dropbox (.pdf). Aquí, su web oficial.

PD: El resto de los nominados a los Webbys, en la página oficial del certamen (sección «categorías»)


Tema libros. Me he terminado Borne, de Jeff VanderMeer — futuro distópico, empresa maligna, joven apandadora conoce a extraña criatura mutante, unen fuerzas contra un oso volador y su descendencia — y me ha dejado con las ganas justas para leer la segunda entrega de ese universo, Dead Astronauts, cuando termine con las dos lecturas que acabo de empezar: A History of Christianity, de Paul Johnson (Wiki), y The Power Broker, de Robert Caro. La primera se explica sola, la segunda es una biografía apócrifa de una figura absolutamente instrumental para entender el desarollo urbano de la Nueva York contemporánea: Robert Moses (Wiki).

Desde sus primeras páginas — y los mapas que las acompañan — queda claro la magnitud de la figura de Moses, un hombre que llegó a acumular hasta una docena de cargos simultáneos durante su carrera, principalmente como comisario de parques de Nueva York, capacitado para manejar miles de millones de dólares sin restricción alguna. A falta de terminarme el libro, os señalo una circunstancia histórica bien documentada de Moses: su enfrentamiento con otra figura trascendental del urbanismo, Jane Jacobs, quien protagonizó una larga historia de rivalidad con Moses por las intenciones de este último, acérrimo defensor del transporte privado, símbolo del progreso americano, de levantar una autopista en mitad de la ciudad. Literalmente EN MITAD de la ciudad.

Foto: AP

PD: Llegué a este libro tras leer algunos extractos de Working, las memorias de Caro, y un manual sobre la redacción de biografías. Aquí, un reportaje sobre el escritor, por la NPR.


Retroarch. Un interfaz/emulador universal que permite la reproducción de videojuegos clásicos (Super Nintendo, Mega Drive, Neo Geo, arcades, Atari, Commodore) con el aliciente añadido — y aquí entramos en el terreno de ‘quizás es demasiado friki para mi’ — de la posibilidad de incorporar unos filtros para convertir la imagen tal y como se vería en una televisión antigua de tubo de rayos catódicos: una CRT. Iluminación de los fósforos incluida.

A esto hemos llegado.

Pero aguantad este «quizás» un momento. Sucede una cosa: los gráficos de esos juegos estaban concebidos para aparecer en esta clase de televisores, cuyas líneas horizontales, si bien no tienen ni punto de comparación con las resolución de las televisiones actuales, suavizaban los duros píxeles de la época. Más aún: los juegos fueron desarrollados en este tipo de pantallas.

Imagen: Richmond Lee

Así que se puede decir que estos filtros no son tan pecata minuta como creía en un momento sino que tienen, en realidad, su cierta importancia a la hora de disfrutar, en plan purista, del juego original, con todos los pronunciamientos, excepción hecha de tenerlo físicamente en vuestra colección. Más la tele.

Yep. Tengo mis filtros favoritos.

Y oh sí, los he retocado a mi gusto. He tardado días.

Tecnicismos al margen: Retroarch es awesome. Tutoriales a rebosar en YouTube.


Una batería de enlaces con criterio absolutamente random: Drive & Listen es una web que os lleva de paseo en coche por las calles de las principales ciudades del mundo, acompañados de emisoras locales; un curso gratuito on-line de parques temáticos cortesía de la gente de Imagineering, la división especializada de Disney, y From dream to reality!, uno de los primeros cortometrajes parodia sobre el auge publicitario de los años 50 y 60 en Estados Unidos, recuperado por la excelente web Aeon.


Y por terminar con un disco, como es habitual: God Fodder, de Ned’s Atomic Dustbin. Cuando EEUU empezó con el grunge, Reino Unido se puso en plan rock disco con tripis. Aquí un concierto. Abajo su debut.

El set vacío

Foto: Ricardo Díaz | Flickr

Por organizarse: este post comprende dos partes. Una de enlaces. La segunda, podcast. La primera recopila unos cuantos textos de medios norteamericanos que ayudan, en su conjunto, a trazar una panorámica general de la situación a día de hoy de la industria norteamericana por el impacto del coronavirus.

El podcast, como explico a los cinco minutos de empezar, es prácticamente un ejercicio terapéutico a través del cual recopilo toda la información de los enlaces que adjunto, en un intento de darles forma de relato salpicado con algunas conjeturas, premisas y opiniones personales (nivel El Adivino de Astérix, las primeras; obviedades del tamaño de Unicron, las segundas; y espectaculares triples en la canasta de ‘who gives a shit’, las terceras), con el intento de aclarar el panorama y entretenerme mientras tanto.

Helo aquí (46 min., .mp3, descarga directa aquí)

Música: Monplaisir – Estampe Galactus | The Rise, the Walk, the Hope

Pongo el podcast antes que los enlaces por dos motivos. El primero porque van a estar estructurados según la emisión y segundo, porque 45 minutos hablando solo durante un micro tiene telita y solo conectar la mesa de mezclas merece su reconocimiento.

Y una vez hechas estas aclaraciones: deseo que os encontréis bien, y que todos los que os rodean también. No sabéis cuánto.

PASADO

El podcast remite a dos acontecimientos históricos a partir de los que se pueden extrapolar algunas conclusiones sobre lo que sucede ahora: se trata de las dos únicas ocasiones en las que Hollywood ha parado máquinas por circunstancias ajenas a una huelga. Se trata de la paralización bancaria de Frankin Delano Roosevelt en 1933 — que desembocó en la creación de los sindicatos cinematográficos — y la pandemia de gripe de 1918 (la «gripe española», como se conoce vulgarmente, y término que empleo en el podcast simplemente para caracterizarla con más nitidez), que originó el primer sistema vertical de producción, distribución y exhibición de Hollywood*. Crisis de días, meses, cuyos efectos se percibieron, y se perciben incluso, durante décadas.

*… por obra y gracia de este caballero, Adolph Zukor.

De este último caso habla el historiador William Mann este libro: Tinseltown: Murder, Morphine, and Madness at the Dawn of Hollywood (enlace a Amazon)

(Y, como apéndice, una entrevista de Javier Zurro con el historiador Luis Parés sobre la decisión de mantener abiertos los cines de Barcelona y Madrid durante la Guerra Civil, para que os terminéis de hacer una idea sobre la excepcionalidad de la situación).

PRESENTE

Comenzando por la increíble taquilla EEUU de Semana Santa (dos películas estrenadas en dos salas para un total de 3.000 dólares de recaudación)…

los cambios en el modelo de consumo, según cifras de Bloomberg, los cambios en el calendario de estrenos en Norteamérica, el impacto económico sobre Disney, tanto en parques como de transición corporativa, como de liquidez general… pero sobre todo el impacto humano de la pandemia a todos los niveles; entre los empleados, desde el paro en asistentes y temporales, a despidos de ejecutivos en estudios como Annapurna o Blumhouse, o en medios como The Hollywood Reporter, comenzando por el cese de su crítico jefe, Todd McCarthy, hasta actrices como Deborah Ann Woll, quien relata en este podcast su difícil situación profesional, en la que esta crisis se ha sumado a una temporada sin nuevos proyectos.

FUTURO

Comenzando por el puñetazo en la mandíbula que es este reportaje de Vulture donde un agente bajo el anonimato pide a todo el mundo que saque la cabeza del hoyo y dé este año 2020 por perdido — sus compañeros, a pesar de ser más optimistas, no pronostican un retorno a cifras precrisis hasta 2022, más o menos –.

Los pequeños grandes obstáculos: la avalancha de conflictos contractuales, los atascos de alquileres de sets, la inmensa dificultad a la hora de establecer protocolos de seguridad adecuados, el dilema de los cines de reabrir sus puertas a menos del 50% de su capacidad y arriesgarse a convertirse en focos de contagio.

Y por terminar con este post que cierra el podcast: Prepare for the Ultimate Gaslighting, del cineasta independiente Julio Vincent Gambuto, que habla mejor de lo que yo consigo hablar en el podcast sobre la idea central del mismo: algún día esto pasará. Entiérralo bajo la alfombra, o cambia.

Enlaces

Strange Keyworld es un matarratos en forma de juego de plataformas creado por GMShara (descarga aquí, 22 MB, precio a voluntad, o directamente aquí, en navegador). La idea consiste en hacer avanzar al moñeco con la circunstancia particular de que solo puedes utilizar las teclas que aparecen en la pantalla en ese momento. Y las teclas pueden cambiar de una pantalla a otra. Y las teclas forman parte del terreno del escenario, actuando como plataformas que desaparecen en el momento en que las pulsas. Así que es cuestión de ritmo, anticipación, y no volverse como una regadera.


Terminado Masks of the Illuminati, de Robert Anton Wilson. Se ha sufrido. Un poquito. Más que nada por la decepción de que, realmente, no es la historia de detectives que avanza su cubierta, sino más bien un repaso a la historia del esoterismo de la mano de su verdadero protagonista principal, un joven británico llamado John Babcock, modelo de romanticismo-angustias decimonónico, y su transición natural hacia el escapismo definitivo: el simbolismo. Puede llegar a cansar pero el caso es que Wilson escribe como un auténtico demonio y sin ningún tipo de restricción estilística: tan pronto la novela se convierte en un guión cinematográfico como en un diario, como en un cuestionario. A veces pasaba la página solo por descubrir con qué forma iba a encontrarme a continuación. Y, aunque no sean personajes predominantes, las diferentes perspectivas que aportan Joyce y Einstein sobre estos fenómenos, así como la extraña pareja que forman — y sus radicalmente opuestas aproximaciones a lo que entienden por Verdad — ayudan a anclar todo el material, que en el fondo comparte la misma idea con todos los textos de Wilson: la revolución espiritual debe ocurrir primero.

Siguientes en la lista: Borne, de Jeff VanderMeer y Nixonland: The Rise of a President and the Fracturing of America, de Rick Perlstein.


Archive.org tiene almacenada, en su integridad, la serie clásica estadounidense One Step Beyond, 96 episodios de fenómenos raros — clarividencia, parapsicología, posesiones, apocalipsis varios –. Es considerada, al menos cronológicamente (su emisión comenzó en 1951), la abuelita de The Twilight Zone. Por sus episodios rondan Warren Beatty, Joan Fontaine, Christopher Lee o William Shatner.

Además de en Archive, tenéis todos en este canal de YouTube.


Enamorado de este libro de arte sobre el videojuego Sekiro, de From Software, creado por Emma Rios. Nos lo deja gratis para su descarga aquí (32 MB, .pdf)

BONUS: Clásico instántaneo en la historia de las boss fights por envergadura, atmósfera, lirismo y por su descomunal banda sonora (de Yuka Kitamura. Explota a partir del 06:25).


All the President’s Minutes es un podcast de los creadores de One Heat Minute, del que hablé por Twitter alguna vez. Como ya sucediera con la película de Michael Mann, la idea consiste en desgranar minuto a minuto el metraje del clásico thriller político de Alan J. Pakula para expandir la conversación desde ahí hacia otros derroteros relacionados con la política, el cine de los setenta y la transformación política y social de EEUU. Con invitadas de excepción a cada programa, como Melissa Matheson (la guionista de E.T.) o la crítico de cine Manhola Dargis, del New York Times.


El blog Drawing Blood, especializado en la intersección de comics y medicina, nos deja un recopilatorio de tiras cómicas norteamericanas durante la llamada «gripe española» que comenzó en 1918.

Por terminar con un disco, como casi siempre: Heaven to a Tortured Mind, de Yves Tumor. Prince estaría orgulloso.

Enlaces

Arte: Robin Galante

Desde hace unos días estoy escuchando Nocturne (Twitter, Web), un podcast producido por Vanessa Lowe. Se define como «un híbrido de documental y ficción en forma de ensayos» que giran en torno a un tema principal: lo que ocurre durante la noche. Lo mismo te habla de grillos, que de velas, que de incursiones del KKK. Todo lo que te cuenta, sucede durante la puesta de sol. Su tono es difuso, casi fantasmagórico, gracias muy en parte a los espacios sonoros que crea el compositor Kent Sparling (técnico de sonido en los estudios Skywalker de Lucasfilm). Perfectamente apropiado para esas horas.

Os dejo con un episodio: Shortboard, la historia del surfista Matthew Bryce, a la deriva durante 31 horas tras un accidente en las costas de Escocia. (Descarga, aquí – .mp3, 42′)


Tomorrow’s On Fire, un breve cortometraje animado de Darcy Prendergast, animador de Mary & Max, sobre la crítica situación en Australia debido a la ola de incendios — casi una treintena de muertos, diez millones de hectáreas quemadas, mil millones de animales salvajes calcinados: el humo se ve desde el espacio y acabará dando una vuelta completa a la Tierra –.

PD: La colección de fotos de In Focus. Apocalíptica.

REUTERS/Tracey Nearmy

El código de VVVVVV está abierto. Uno de los clásicos indies de los últimos diez años. (Humble, GOG, Steam – aproximadamente unos 5€)


Estaba claro que tarde o temprano iban a emerger discípulos del gran cineasta canadiense Guy Maddin*. Uno de ellos es otro hijo de Winnipeg, Matthew Rankin. Aquí os dejo un cortometraje experimental sobre el inventor Nikola Tesla: The Tesla World Light

… para cuyos efectos de luz Rankin, animador de profesión, acabó empleando más de 15.000 bengalas.

PD: Rankin ha estrenado largometraje hace poco: The Twentieth Century.

PD2: ¿Guy Maddin? The Saddest Music in the World. Tiene muchas. Pero yo empezaría por ésta.


¿Rock japonés de los años 70? Rock japonés de los años 70. Él es Yosui Inoue. El disco se llama Kōri no Sekai, el primer album que vendió más de un millón de copias en Japón.

Una astrofísica y La noche estrellada de Van Gogh

El Museo de Arte Moderno de Nueva York lleva unas semanas colgando una serie de vídeos llamada The Way I See It (Tal y como lo veo). En ella, científicos, profesores y artistas examinan junto a los conservadores del museo algunas de las obras de arte desde su perspectiva profesional. Uno de estos ejemplos es el que tenéis arriba: la astrofísica Janna Levin aprecia La noche estrellada, de Vincent Van Gogh, y se ve inmediatamente atraída por el desplazamiento de las estrellas en el cuadro.

Hay más: el músico de jazz Jason Moran convierte Broadway Boogie Woogie , de Piet Mondrian, en una partitura, tocando al piano las «piezas más grandes» con la mano derecha, las «más pequeñas» con la mano izquierda.

Steve Martin — cliente acérrimo de las galerías de arte de Los Ángeles, por cierto, y de gusto exquisito según sus responsables –, nos enseña cómo mirar arte abstracto. Él mismo nos presenta los cuadros elegidos: Synchromy, de Stanton Macdonald-Wright y Color Form Synchromy, de Morgan Russell.

Y si os quedáis con ganas de más, tenéis las versiones extendidas de esta serie en una colección de podcast de la BBC, en 31 episodios, con nombres como John Waters, Stanley Tucci o Margaret Cho. Aquí, la web. Si preferís un formato más cómodo, también están recopilados en Listen Notes. Las obras que se referencian, aquí.

via Open Culture

Enlaces

Uno de los mejores podcasts deportivos que he escuchado este año es el especial que el programa 30 for 30 de ESPN ha dedicado a la caída en barrena del multimillonario Donald Sterling. The Sterling Affairs es una historia en cinco episodios que detalla el escándalo iniciado cuando su amante, V. Stiviano (nacida María Vanessa Perez), decidió publicar una conversación grabada en la que Sterling la reprochaba que se «asociara públicamente con negros».

Donald Sterling era el propietario del equipo de baloncesto de Los Angeles Clippers.

El podcast tiene como anfitriona a la periodista deportiva Ramona Shelburne, responsable de cubrir la evolución de los acontecimientos — hay enlaces a sus artículos aquí — que desembocaron en la orden sin precedentes adoptada por la NBA de expulsar a Sterling de la liga. En lugar de apostar por el salseo, Shelburne y los responsables del podcast dedican la serie a examinar los límites que definen la intervención de una organización sobre la propiedad personal de uno de sus equipos, los conflictos dentro de los organigramas de ambas instituciones, y como el efecto del racismo en un deporte predominantemente «liberal», regenerado tras una etapa para el olvido gracias a la explosión de los Lakers del Showtime liderados por Magic Johnson, jugador agraviado por Sterling en otra de las conversaciones que salió a la luz.

Francamente recomendable. Además, incluye transcripciones en su web.


Foto: Joe Pugliese

Simone Giertz (Estocolmo, 1990). Inventora, YouTuber — dos millones de seguidores — fue diagnosticada en abril de 2018 con un tumor cerebral benigno que remitió hasta enero de este año. Giertz siguió trabajando en su canal al mismo tiempo que recibía radioterapia. Ha convertido la máscara que tuvo que llevar durante las sesiones en una lámpara de pared.

Wired la dedica un perfil para su número de este mes, donde habla de su educación, de su canal y de su tumor. «Brian».

Durante su tratamiento, tuvo tiempo para convertir un Tesla en una camioneta.


Literary Hub elige las mejores portadas de libros de 2019.

Oliver Munday
Rodrigo Corral
Na Kim
Joan Wong

Más listas: el Top 100 de TikTok en 2019.

Will Smith es la celebridad más seguida de esta red, por delante de Arnold, The Rock o Miley Cyrus.

PD: Lo que tenía toda la pinta de ser una transición entre medios ha coincidido con uno de sus años más ocupados en el terreno cinematográfico. Aunque me disgustara Gemini Man (tampoco demasiado, pero es una película que emplea una tecnología que necesita de un contexto INCREÍBLEMENTE específico para funcionar y, a día de hoy, sigue resultando un lastre insalvable para la puesta en escena, como explica John Hess para Filmmaker IQ), estoy bastante convencido que todavía queda algo del Will Smith de la pasada década, cuando era la estrella de cine más grande sobre la faz de la Tierra.


The Most Feared Song in Jazz, Explained.

El espléndido canal Earworm, del portal de noticias estadounidense Vox, nos cuenta por qué Giant Steps, de John Coltrane, provoca terror absoluto entre los músicos de jazz.

Por decirlo brevemente: su lenguaje musical es tan complejo que resulta casi imposible improvisar sobre él.

Coltrane, fan de Albert Einstein, estaba obsesionado por las matemáticas y su aplicación al mundo de la música. Hay un post maravilloso de Open Culture al respecto, que incluye un diagrama de su «círculo de tonos», directamente relacionado con el vídeo. El saxofonista Roel Hollander también lo explica bastante bien.

«Demasiado bonito para ser verdad»

Este artículo fue publicado originalmente el 22 de noviembre de 2014

EL VÍDEO

El pasado 10 de noviembre, la red de noticias Shaam – asociada a la oposición al presidente sirio Bashar al Assad – colgó en su canal de YouTube un vídeo de un minuto y siete segundos de duración, grabado con una cámara en mano a unos cien metros de un edificio bajo asedio por armas de fuego. En torno a los treinta segundos, la cámara se desplaza hacia la izquierda para mostrarnos a un niño tendido en el suelo. El niño se incorpora y comienza a avanzar hacia la derecha cuando, seis segundos después, parece recibir el impacto de una bala de francotirador. El pequeño se mantiene suspendido un instante antes de hincar las rodillas en el suelo y desplomarse inerte.

El efecto es brutal. Los responsables del vídeo creen (yo creo) que está muerto. Para su sorpresa (y la mía), el niño se reincorpora rápidamente y se lanza a un coche abandonado, donde coge de la mano a una niña de su edad que pone a salvo escapando por los pelos de los numerosos balazos que estallan a pocos centímetros de sus piernas.

Este vídeo es falso.

EL “HOAX”

El término anglosajón “hoax” procede del siglo XVIII. Es una contracción del verbo “hocus”, que significa “hacer trampa” o “engañar con un licor o droga” –a su vez deriva del encantamiento llamado Hocus Pocus, una expresión enormemente usada en los libros de magia–. En términos más coloquiales y aplicado a este caso, un “hoax” es una falsificación que apela a nuestra credulidad tocando íntimos resortes que alteran nuestro juicio, y nos incita a creer que lo que vemos debe ser cierto, aun cuando la razón nos da motivos para pensar lo contrario. Somos, por lo tanto, atraídos primero y traicionados después.

Cuatro días después de la viralización del vídeo, el 14 de noviembre, la responsable del equipo de supervisión para Oriente Próximo de la BBC, Amira Galal, expresó sus dudas sobre las imágenes. Lo hizo aplicando una saludable dosis de sentido común: “El niño no parece reaccionar en principio al impacto de la bala y, cuando cae, lo hace hacia adelante”, explicó.

Cuatro días después, Galal era una de las pocas voces discordantes frente lo que ya se consideraba un fenómeno de masas al captar un genuino acto de valor en una guerra que se ha cobrado la vida de 190.000 personas y es considerada como una de las grandes catástrofes de esta década. “Superhéroe sirio”, lo llamó el New York Post; “Los expertos cuentan al Telegraph que no hay motivos para dudar de su autenticidad”; “al final de estos momentos tan peligrosos, la pequeña fue llevada a un lugar seguro por su salvador”, según la agencia de noticias turca Cihan. La propia Galal llegó incluso mostrarse convencida de que “sí que está bastante claro que ha sido grabado en el este (de la ciudad siria) de Alepo”.

Por la tarde de ese día, un director noruego, Lars Klevberg, de 34 años de edad, informó a la BBC de que era el responsable del vídeo, que no fue grabado en Siria sino en Malta, el pasado mes de mayo. El realizador identificó a los niños como actores malteses profesionales. Las voces de fondo pertenecen a refugiados sirios. El vídeo, que en realidad fue colgado por primera vez el 9 de noviembre en el canal de YouTube del realizador, fue financiado por el Instituto Cinematográfico Noruego y el Consejo de las Artes del país, que abonaron una cantidad aproximada de 32,000 euros para su rodaje. Las autoridades del país escandinavo –-y el propio Klevberg lo reconoció así– denunciaron que no habían sido puestas al tanto, más que de las intenciones de los cineastas, de la forma de distribución, en la que en ningún momento informa explícitamente al espectador de que las imágenes que están viendo son ficticias.

Las intenciones, propiamente dichas, estaban claras: dar esperanza a través de un acto heroico.

“A pesar de los extraordinarios esfuerzos de los medios de los medios de comunicación para documentar los conflictos armados”, escribieron Klevberg y los productores Petter Løkke y John E. Hagen en una carta de disculpas, “sentíamos que la desesperación había generado en la gente un sentimiento de resignación, y esperábamos que un ángulo positivo provocaría que la gente se involucrara para ayudar a los niños afectados por la guerra”.

Los cineastas escribieron esta misiva al tiempo que liberaron gran cantidad de información sobre el rodaje. Desde fotos del reparto y del equipo técnico…

…hasta un vídeo del ‘making of’, donde podemos ver a uno de ellos dando instrucciones a los jóvenes.

El caso es que a pesar de sus disculpas Klevberg, Lokke y Hagen estaban a punto de ser aniquilados por el impacto negativo de su vídeo en la labor de los informadores de un conflicto donde la información es difícilmente verificable. La ONG Human Rights Watch expresó su “repugnancia” por la difusión del falso vídeo, que solo iba a facilitar “que los criminales de guerra puedan desmentir imágenes verificadas de abusos” a través de “un engaño que solo contribuirá a erosionar la confianza del público en el periodismo de guerra”. Una misiva firmada por 60 periodistas internacionales condenó a los cineastas por una “película que, en lugar de aportar información sobre una generación perdida, exigirá las pruebas a los que sufren en lugar de a sus torturadores, y que ha dañado el valiente espíritu de quienes trabajan en las zonas de conflicto”.

Resulta curioso, en retrospectiva, comprobar cómo reaccionaron los cineastas a las quejas sobre un film que combinó engaño y verismo de manera tan exquisita como escondido estaba su mensaje final. “El hecho de que los niños sobrevivieran a los disparos tenía como función dar a los espectadores la pequeña pista de que lo que estaban viendo no era real”, explicaron. Syrian Hero Boy se reconoce a sí mismo como ficción cuando las imágenes heroicas que nos muestra en pantalla chocan diametralmente con nuestra percepción colectiva de que los niños son siempre las primeras y últimas víctimas de un conflicto armado. “Queríamos crear entre la audiencia un reflejo de que el ‘milagro’ que vemos en la película”, explican, “era demasiado bonito para ser verdad”.

UNA REALIDAD AMPLIFICADA…

Klevberg sentencia, acuciado, que Syrian Hero Boy es una obra de ficción, y ahí perfectamente se puede acabar la cuestión. Pero, con la cabeza fría –y sin 60 periodistas y una de las ONG más reputadas del mundo en busca de la nuestra– se puede argumentar que Syrian Hero Boy es una especie extraña de documental, un hijo bastardo surgido de lo que el téorico Bill Nichols calificaba como documentales “observadores” y documentales “reflexivos”, de los que mantiene algunas características. Los primeros son aquellos en los que la realidad es observada de manera espontánea con una participación mínima del documentalista –pone la cámara, pulsa el play antes de salir por piernas, y a la mañana siguiente vuelve a la reserva para ver cuántas cebras se han comido los leones–, pero los segundos son un poco más puñeteros de definir: son los que celebran el hecho de ser un documental, juegan con las diferencias entre realidad y ficción, y “nos invitan a cuestionar la realidad del propio documental”.

Syrian Hero Boy es un documental reflexivo porque “falsifica” un escenario real para presentarnos un acontecimiento que perfectamente ha podido tener lugar en esta guerra de Siria y transmite el complicado mensaje mencionado anteriormente: esto que ves, que parece real, es demasiado bonito para serlo. Este es un ámbito complicado, porque las líneas son difusas. A veces hay narrador en off, otras veces es participante. A veces emplea recursos poéticos, otras veces es “pan blanco”. Pero siempre tiene esa conciencia escondida.

Pero Syrian Hero Boy también es observador, el subgénero documental más parco de todos. Una cámara y un plano sin cortes, sin música, montaje o cualquier otro recurso que nos invite a pensar en la manipulación de las imágenes. Antes de desvelar la trampa, sus responsables nos presentan un minuto y siete segundos de realidad “sin adulterar”.

Syrian Hero Boy es descendiente de ambos géneros del documental, pero cuenta con una destacada particularidad de niño rebelde. Syrian Hero Boy nos cuenta una historia. Y no solo una historia cualquiera: nos cuenta una narración.

Martin Scorsese nos ayuda a aclarar esto:

“El cine documental captura una realidad de alguna forma a través de un proceso en el que el guión se escribe DESPUÉS de que el rodaje ha comenzado. El cine de ficción narrativa es una película con actores que comienza a rodar en la que ANTES se ha escrito un guión”.

El cine de ficción narrativa está compuesto por una cadena de eventos estructurados y basados en causa y efecto. Si bien la introducción de ciertos personajes (el niño) puede resultar arbitraria al principio, las siguientes escenas ocurren por una razón clara, con una motivación identificable (salvar a la niña) que justifica sus actos, su comportamiento (fingir su muerte) y sus objetivos. Las ocurrencias están siempre organizadas a través de una línea de acción y conectadas a través del tema (la esperanza en el infierno de la guerra en Siria).

Aunque queda bastante claro que Syrian Hero Boy cae definitivamente del lado de la ficción, no quiero pensar qué es exactamente. Algunos/as lo llamaréis falso documental, otros, docuficción, otros, docudrama. Las múltiples distinciones entre los matices que separan documental de ficción me parecen uno de los debates más bonitos en el mundo del cine. Pero sí quería destacar que es un raro individuo que ha emergido gracias precisamente a la conjunción del instrumento adecuado en el momento oportuno. Una cámara…

…Y UNA GUERRA

No es de extrañar que el primer antecesor de Syrian Hero Boy aparezca en lo que se ha dado en llamar “la primera guerra moderna”: Crimea (1853-1856), el masivo conflicto en el que Rusia se enfrenta con Reino Unido, Francia y el Reino de Piamonte y Cerdeña por el control del decadente Imperio Otomano. Es la primera guerra donde se emplea la cámara fotográfica, y es en 1855 cuando se tiene constancia de la primera foto falsa de la historia: En El Valle de las Sombras de la Muerte, de Roger Fenton, quien supuestamente depositó en el suelo una bala de cañón que nunca impactó en ese lugar.

Valley of the Shadow of Death (Roger Fenton, 23 deabril de 1855)

La veracidad de la foto fue desmentida en primer lugar por la escritora Susan Sontag y después en 2007 por el documentalista Errol Morris en uno de los posts más fascinantes que me he echado a la cara en toda mi vida. En su blog Opinionator, del NYT, Morris nos relata su viaje a Crimea y su consulta con numerosos expertos en óptica e historiadores para invalidar la veracidad de la foto –-Morris llega incluso a averiguar la hora exacta de las imágenes de Fenton y la diferencia de la posición del Sol entre las mismas–.

In The Valley of the Shadow of Doubt – A Conversation with Errol Morris (16’45”)

Ésta fue la primera imagen que captó Fenton, sin las balas de cañón adicionales que Fenton, presuntamente, colocaría después.

A lo largo de sus pesquisas, Morris y sus colaboradores se hicieron preguntas que son absolutamente pertinentes hoy en día al hilo de la pieza de Klevberg, sobre la íntima relación entre la realidad y la persona que la transforma a través de la cámara.

Así, Morris se pregunta si “toda fotografía es posada” por la mera selección del encuadre, como Syrian Hero Boy es Syrian Hero Boy por enfocar al niño en lugar de al individuo que abandona corriendo el edificio en los primeros momentos del vídeo, y cuyo destino es, por decisión de los cineastas, completamente incierto.

Morris, en cualquier caso, no ve con buenos ojos esta clase de alteraciones. Llama “cobarde” a Fenton. “Una patética falacia alimentada por un factor emocional”, sentencia sobre la fotografía manipulada. Su ayudante, el experto en óptica Dennis Purcell, es sin embargo mucho más condescendiente. “Su objetivo era alcanzar una verdad emocional de los campos de batalla”, explica. “Para mí está claro por qué manipuló la foto. Para representar lo que se sentía allí”.

Ante esta tesitura, el responsable de la primera y única monografía sobre el trabajo de Fenton, Helmut Gernsheim, echa un cable a Klevberg desde 1942. La fotografía de Fenton y Syrian Hero Boy están conectadas por una irremisible cualidad artística –-parte de la cual está estéticamente resumida en el tremendo impacto de la falsa bala sobre el niño, parte de la cual está narrativamente desarrollada en una sencilla y contundente historia de heroísmo–. “Ni la cámara ni la lente, ni la película determina la calidad de las imágenes” apunta Gernsheim. “Es la percepción visual de quien se encuentra detrás del mecanismo el que las da vida. “El arte contiene dos ideas aliadas: hacer y crear. Sin estas propiedades, ningún arte fotográfico podrá existir jamás”.