
Una noticia muy perturbadora llegó desde Canadá la semana pasada: el suicidio del responsable de efectos visuales Malcolm Angell, ciudadano neozelandés de 46 años, empleado de la conocida casa de producción de VFX Mill Film, con sede en Montreal, y trabajador del sector con más de dos décadas de carrera a sus espaldas, con producciones como Avatar, Wonder Woman o Iron Man 3.
El periodista Jacob Serebrin, encargado de cubrir el fallecimiento para The Canadian Press y la cadena nacional CTV News, detalla en su información que antiguos compañeros de Angell «revelan un ambiente tóxico de trabajo en Mill Film, donde las semanas de 80 horas de trabajo son habituales, y que Angell era constantemente humillado por sus jefes».
La noticia señala además que a Angell le resultaba imposible abandonar su trabajo. Estaba clasificado como «miembro esencial» como responsable de uno de los equipos responsables de completar los VFX de la película de ciencia ficción Bios — protagonizada por Tom Hanks y con fecha de estreno prevista para el año próximo –, y su contrato incluía una cláusula por la que podría verse obligado a pagar a la compañía un montante de 35.000 dólares si abandonaba un proyecto excepto por motivos «muy graves y excepcionales». Para la profesora en Derecho Laboral Adelle Blackett, consultada en la noticia, esta cláusula supondría una violación de los estatutos de los trabajadores de Quebec.
Ninguno de los colegas de Angell proporciona nombre y apellidos. Ya en su cuenta de Twitter, Serebrin indica que «la gente no solo no quería hablar ‘on the record’; no quería hablar. Punto. Tenían miedo de entrar en una lista negra. Es una industria cuya cultura del miedo está arraigada como jamás he visto antes».
El hilo:
La compañía propietaria de Mill Film, Technicolor, aseguró que no había recibido quejas de maltrato y se limitó a enviar sus «más profundas condolencias» en un comunicado y a anunciar, tras el fallecimiento de Angell, un programa de apoyo a la salud mental para sus empleados, ante el agravante que representa la «naturaleza de la pandemia» de coronavirus actual.
Las informaciones sobre la precaria situación laboral de los empleados de VFX parecen haber disminuido de los últimos cinco años a esta parte, con notables excepciones, como la polémica generada por la desaparición de la compañía MPC, también propiedad de Technicolor, en 2019. En su momento, la web Cartoon Brew recogió algunas reacciones en un hilo de Reddit en los que usuarios identificados como exempleados de la compañía detallan casos habituales de explotación laboral.
Dado que se trata de usuarios no identificados, Cartoon Brew (y yo) recomienda aceptar estas declaraciones con el correspondiente grado de escepticismo, pero aquí os dejo un vídeo del canal de YouTube Flipped Normals, sobre la creación de contenido digital, uno de cuyos responsables, Henning Sanden (a la derecha, en el vídeo) se identifica como antiguo empleado de MPC y sí detalla estas prácticas hostiles de trabajo. El vídeo tiene subtítulos en inglés bastante ajustados.
Aquí tenéis un obituario sobre Malcolm Angell.
Y, si queréis más información, os dejo un vídeo (sin subtítulos) del responsable de VFX Sohail Al Jamea, con fecha de 2015, sobre la situación de los empleados del sector. Entre las cifras que aporta Al Jamea, se detalla que un 38% de los empleados ha trabajado en alguna ocasión más de 100 horas por semana y que más del 90 por ciento de los empleados de Reino Unido, Francia o India no han cobrado por la totalidad de las horas trabajadas — algo que menciona Sanden en el vídeo de arriba –.
(Siguiendo con las recomendaciones sobre este tipo de informaciones, aquí dejo una lista con teléfonos para la prevención del suicidio en España)