Recetas de un ermitaño contra el aislamiento

Foto: Morgan Heim | Day’s Edge Productions

Billy Barr es meteorólogo aficionado, tiene 68 años y se ha pasado los últimos 47 inviernos aislado en su cabaña de Gothic, Colorado, una población de la que es único residente, alcalde y jefe de Policía. «Convoco elecciones cada año, pero nunca digo cuándo, así que gano siempre».

Barr estudia el clima de la región desde 1974. Comenzó a rellenar cuadernos, por puro aburrimiento, con datos de temperatura y caída de la nieve. Este material ha sido estudiado por expertos en cambio climático — entre 2017 y 2018 registró once máximos históricos de temperatura solo entre diciembre y enero –. Sus datos sobre las nevadas sirven de referencia a los hidrólogos para estudiar el caudal del río Colorado, y recomendar políticas de distribución de agua potable que afectan a 40 millones de residentes de los estados del suroeste de Estados Unidos.

(Todos los datos están recopilados en esta página web, GothicWX, donde además podéis observar en directo dos paisajes de la región)

Foto de Helen H. Richardson | The Denver Post

También es un solitario confeso. «Si tuviera algún tipo de habilidad social, no estaría aquí. Simplemente no disfruto socializando», explica. «Pero aislarse no es algo que necesariamente haga una persona en su sano juicio. Lo hago porque quiero y porque me gusta, pero está claro que lo que me vale a mí, me vale a mí, y es perfectamente lógico que no le funcione a nadie más».

Dicho esto, a la National Public Radio se le ha ocurrido entrevistar a Barr para pedirle consejos sobre cómo pasar el rato en soledad. He aquí cinco técnicas que podrían valeros. O, como dice Barr, quizás no.

1.- Mantén un registro de algo – «Y, de repente, te conviertes en parte de una red en la que hay miles de personas que hacen lo mismo que tú, a la misma hora del día que tú»

2.- Aplica una rutina – «Puedo olvidarme del día que es, pero no de la hora». Barr, hay que apuntar, no lleva un diario personal. «Lo hice durante diez años, hasta que me aburrí. Era como ver secarse la pintura».

3.- Celebra las cosas que te importan en lugar que las que se supone que hay que celebrar – Barr no celebra ni cumpleaños ni vacaciones. Pero sí el día del 17 de enero, cuando el amanecer vuelve a ser el mismo que el del solsticio.

4.- Abraza tu mal humor – A veces resulta satisfactorio ser un gruñón. «Por supuesto que estoy harto de la nieve, pero me gusta más bromear sobre ello».

5.- Encuentra tu pasatiempo – En el caso de Barr, el cine. Y sin complejos. «Me gustan las películas moñas. Paso de El Resplandor. Mi película favorita es La Princesa Prometida. Me gusta las cosas que hace Hugh Grant, como Love, Actually o Notting Hill«, y es un fan declarado del cine indio de Bollywood.

«Tengo una lista de 357 películas que reservo para mis peores momentos», explica. La lista entera está aquí. Entre sus favoritas, al margen de las mencionadas: Stardust, Quiero ser como Beckham y la serie Aquellos Maravillosos Años.

Si queréis saber más sobre Barr, hace un par de años protagonizó un breve documental titulado The Snow Guardian, que os dejo aquí.

Y, el año pasado, el podcast The Avalanche Hour le entrevistó durante una hora. Aquí lo tenéis.

A través del cristal

De un tiempo a esta parte, compañías como Facebook, Google o Intel están invirtiendo grandes cantidades de dinero en una tecnología sustitutiva de lo que tradicionalmente entendemos por «el 3D», a ver si esta vez suena la flauta. Los hologramas y las imágenes lenticulares que tanto me emocionaban en mis años mozos parecen estar a punto de volver a lo grande después de pasarse décadas agazapados a la sombra.

NOTA: Soy escéptico por naturaleza con esta clase de expectativas. Cualquier tecnología emergente es una Atari Jaguar en mi cabeza. Pero ey: cacharritos. Mirad el gif de abajo, cómo mola.

Minority Report en nuestras casas.

Un apunte: leo que hay que distinguir entre lentículas y holografías porque, si bien su efecto es el mismo — crear sensación de tridimensionalidad a partir de una ilusión óptica conocida como paralaje: la impresión de que estamos viendo múltiples profundidades en una imagen plana dependiendo del lugar desde el que la observamos — las propiedades de la luz a las que recurren son distintas.

Las lentículas refractan la luz.

Jens Mortensen / Timothy Schenck

Las holografías, la reflejan.

Lo que os enseño aquí parece ser la evolución de ambas, una tecnología que ha vuelto a ganar impulso gracias al desarrollo de los dos pilares en los que se apoya — las cámaras que captan las imágenes y las pantallas donde se representan — y que han comenzado a converger hasta el punto de que sus desarrolladores anticipan una explosión comercial en los próximos cinco años bajo un solo nombre y un mercado que podría crecer desde los 578 millones de dólares el año pasado hasta los 2.780 para 2023, según un estudio de Markets and Markets.

Las llaman «imágenes volumétricas».

Como digo: soy un escéptico con estas cosas, pero la apuesta está ahi, de todas formas. Como muestra, tenemos el megaestudio de 930 metros cuadrados que ha levando Intel en Los Ángeles, capacitado para tomar imágenes desde cualquier ángulo que permita su cúpula, y que recientemente ha empleado el director de Grease, Randal Kleiser, para rodar una promo con motivo del 40 aniversario de la película.

¿Cómo luce en estos momentos? A nivel más elemental, sin interactividad por parte del espectador, parece una evolución del bullet-time de Matrix. Este vídeo es de 2018.

Sin embargo, es más flexible — y accesible — de lo que parece. No es necesario un estudio volumétrico como el que ha diseñado Intel para desarrollar esta clase de imágenes. Al margen de esta instalación existen, de momento, otras tres opciones, diferenciadas por su fidelidad a la imagen tridimensional, y por el coste que comportan.

Shawn Fryne

· Teléfonos móviles, como el iPhone 11. A grandes rasgos, sacan una imagen de un objeto y analizan su «mapa de profundidad»; una especie de silueta en negativo donde las partes más oscuras son las más cercanas. A partir de esos valores, crea una separación entre primer plano y fondo.

Facebook hace uso de esta opción para tridimensionalizar las fotos, como veis aquí.

· También existen las llamadas cámaras de percepción de profundidad, como DepthKit (o el Kinect de Microsoft, Dios lo tenga en su gloria).

· O la opción más avanzada de todas: la captación de campos de luz a través de un conjunto de cámaras (hasta 32 en algunos casos) que recogen toda la información lumínica que registramos cuando nos movemos sobre un objeto. Teóricamente proporciona el mejor resultado de entre todas estas opciones.

Google está trabajando bastante en esta disciplina. De hecho, el año pasado empleó uno de estos sistemas multicámaras en la cabina de la lanzadera Discovery.

La compañía Looking Glass empleó este mismo sistema para grabar a un polluelo de petrel…

…Y trasladar lo grabado a un prisma de cristal.

Estas imágenes pertenecen a un post de uno de los responsables de la compañía, Shawn Fraye, desarrollador de un monitor específicamente preparado para este tipo de imágenes — la versión «más plana» del prisma del gif anterior — y que comenzará a llegar a sus usuarios en primavera de 2020.

Huelga decir que esta tecnología no está exenta de problemas. En el CES 2018, el director de Intel Studios, Diego Priluski, reconocía que el ancho de banda actual no puede manejar tal cantidad de datos: 40 cámaras a una resolución de 5K generan 5 teras de información por minuto. Demasiado.

¿Queréis saber más? Aquí, una historia de la cinematografía volumétrica, por James George. Es una tecnología, como véis, bastante reciente. Los primeros ejemplos datan del año 2000, aproximadamente y sin tener en cuenta su prehistoria. Que yo recuerde, la primera vez que vi algo remotamente parecido fue en el Telediario, con esta máquina recreativa de Sega: el videojuego Hologram Time Traveler, creado por Rick Dyer. El año era 1991.

Starseed Pilgrim

«Eres un jardinero que cultiva un espacio vacío para rellenarlo de color. Eres un refugiado que construye su propio mundo lejos de la oscuridad. Eres un explorador que descubre nuevos mundos, nuevas reglas, nuevas maravillas. El Universo es más grande de lo que crees».

¿Queréis saber más? Alex Martin, a.k.a. Droqen, el creador de Starseed Pilgrim, no lo recomienda en absoluto. Tampoco otros usuarios.

¿Queréis probarlo a las bravas? Web oficial (6€) y Steam (4,99€).

¿Pero de verdad queréis saber más? OK.

SPOILERS |

1.- Eres un muñeco.

2.- Recibes un número limitado de «semillas» que crecen de diferentes maneras y usas para escapar de un brote de oscuridad que comienza a extenderse por la caótica estructura que vas construyendo.

3.- Cuando la oscuridad te alcanza (y siempre te alcanza) eres transportado a un mundo «inverso» donde el camino que has recorrido antes se convierte ahora en el espacio vacío por el que navegas hasta alcanzar corazones y llaves que sirven para ampliar tu almacén de semillas y pasar al siguiente nivel, respectivamente.

| SPOILERS

4.- El juego no te explica NADA de lo que acabo de contar. Todo es prueba y error. Y error. Y error. Hay más reglas e instrucciones ocultas. Las descubre este post, convenientemente titulado Let Me Ruin Starseed Pilgrim For You. Como acabo de hacer.

5.- Me encanta. Me encantó cuando lo jugué por vez primera, hace cinco años. Me sigue encantando ahora. No solo por su componente de descubrimiento. Me gustan los juegos donde haces crecer algo de la nada. Y en Starseed Pilgrim lo que construyes se convierte en el camino. Añádase píxeles, toques espaciales, una idea compleja destilada en los términos más sencillos posibles… me has ganado.

Ahora: enlaces.

· Jonathan Blow (Braid, The Witness), Martin y Marc ten Bosch, sobre los puzzles, durante un coloquio en el IndiCade 2013.

· Su banda sonora, por Ryan Roth (3€)

· Una entrevista con Gamasutra.

· La web de discusión de Starseed Pilgrim, con enlaces, glosarios y recopilatorio de críticas/ensayos. Éste en particular, extensísimo, de Richard Terrell (@KirbyKid)

· Y un póster, de Noreen Rana.

SCIF

Fun fact sobre la película The Report (disponible en Amazon Prime). Es la primera vez en toda la historia que los espectadores pueden ver una reproducción de una Instalación de Información Compartimentada y Sensible o SCIF, por sus siglas en inglés — la habitación donde los altos cargos de la Casa Blanca, el Ejército y las agencias de Inteligencia del Gobierno estadounidense examinan la información clasificada al más alto nivel de secretismo — perteneciente a la CIA.

La imagen que encabeza el post es cortesía de su diseñador de producción, Ethan Tobman, quien recuerda para Architectural Digest los problemas con los que se encontró para su reproducción: la difusión de imágenes oficiales de esta clase de instalaciones está muy controlada. No quiere decir que no existan, ni nada de eso. De hecho, hay bastantes. Entre ellas se encuentra la que publicó la Casa Blanca durante la operación contra el líder de Al Qaeda, Usama bin Laden. El lugar es la SCIF por excelencia, la «situation room» de la Casa Blanca.

Otra: el entonces presidente de EEUU, Barack Obama, en Cuba, siguiendo la evolución de los atentados en Bruselas de marzo de 2016 con su asesora de Seguridad Nacional, Lisa Monaco (via Pete Souza)

El problema es que ninguna de estas imágenes pertenece a una instalación de la Agencia Central de Inteligencia, ni recreaba una sala diseñada para acoger la presentación de un informe ante 18 personas. Afortunadamente, Tobman contó con la ayuda de un embajador, amigo suyo, que le describió una sala acomodada para la presentación de informes secretos que había visitado recientemente.

El resto de la entrevista con Tobman la tenéis aquí. En ella, comenta otros sets reproducidos de la vida real, como el despacho de la senadora responsable del mencionado informe que da título a la película, Dianne Feinstein (Annette Bening). Nada mal, como podréis ver, para una película cuyo presupuesto fue reducido de 18 millones de dólares a 8 y sus días de rodaje a la mitad, de 50 a 26, justo antes de comenzar rodaje.

Por mi parte, voy a seguir devanándome los sesos para encontrar el edificio en el que sucede la mayor parte de la película. Una maravilla fotografiada por Eigil Bryld (House of Cards, Escondidos en Brujas, The Loudest Voice).

UPDAIT: Gracias a Torgar – Meister Hall, de la NYU Univeristy Heights, diseñado por Marcel Breuer.

Más de la mitad de los ayudantes en Hollywood no llegan solos a fin de mes

Lo que comenzó el mes pasado como una conversación entre el guionista John August y el creador de Chernobyl, Craig Mazin, se ha convertido en una encuesta desarrollada por la guionista y productora Liz Hsiao Lan Alper y la guionista Deirdre Mangan sobre la situación actual de los ayudantes en Hollywood.

L.A. Times

Primero os dejo el podcast, antes de empezar con el informe.

La encuesta realizada a 1.516 ayudantes (de producción, de ejecutivos, de localización, etc…) entre el 14 de noviembre y el 1 de diciembre, revela que:

· Un 67,58% de los encuestados desempeñan un trabajo adicional para llegar a fin de mes.

· Un 52,89% necesita de ayuda de amigos y familiares para llegar a fin de mes.

· Un 8,1% de los encuestados (104 casos) asegura que su jefe o supervisor les ha lanzado un objeto (generalmente, una grapadora).

· Un 92,29% ha confirmado un incremento de la ansiedad. Un 66,03 por ciento, más depresión, y un 23,69 por ciento ha reconocido un incremento en el «abuso de sustancias».

· Un 52,66% tiene miedo a denunciar mala práxis por miedo a perder su puesto de trabajo.

· Un 48,52% tiene miedo a pedir la baja por enfermedad; un 82,7% se niega a pedir una excedencia por salud mental.

· Un 20% de los encuestados cree que falta a sus compromisos laborales si va al baño en horas de trabajo.

· Un 92,67% trabaja más de 40 horas a la semana; un 15,04% trabaja más de 60 horas a la semana.

· Un 30 por ciento de los encuestados asegura que su jefe le ha pedido que lleve a cabo encargos personales fuera de horas de trabajo.

· Un 64,41% gana 50.000 dólares o menos al año. Según el condado de Los Ángeles, donde vive el 92 por ciento de los encuestados, esa cantidad entra dentro del segmento de carga excesiva de alquiler: más del 30 por ciento de sus ingresos.

Nada más publicarse los resultados de la encuesta, August ha publicado una mes redonda con la participación de la propia Alper, la abogada Jennifer Kramer, entre otras.

Aquí os dejo la encuesta completa. Podéis seguir el tema en Twitter aquí, bajo el hashtag #PayUpHollywood

«Demasiado bonito para ser verdad»

Este artículo fue publicado originalmente el 22 de noviembre de 2014

EL VÍDEO

El pasado 10 de noviembre, la red de noticias Shaam – asociada a la oposición al presidente sirio Bashar al Assad – colgó en su canal de YouTube un vídeo de un minuto y siete segundos de duración, grabado con una cámara en mano a unos cien metros de un edificio bajo asedio por armas de fuego. En torno a los treinta segundos, la cámara se desplaza hacia la izquierda para mostrarnos a un niño tendido en el suelo. El niño se incorpora y comienza a avanzar hacia la derecha cuando, seis segundos después, parece recibir el impacto de una bala de francotirador. El pequeño se mantiene suspendido un instante antes de hincar las rodillas en el suelo y desplomarse inerte.

El efecto es brutal. Los responsables del vídeo creen (yo creo) que está muerto. Para su sorpresa (y la mía), el niño se reincorpora rápidamente y se lanza a un coche abandonado, donde coge de la mano a una niña de su edad que pone a salvo escapando por los pelos de los numerosos balazos que estallan a pocos centímetros de sus piernas.

Este vídeo es falso.

EL “HOAX”

El término anglosajón “hoax” procede del siglo XVIII. Es una contracción del verbo “hocus”, que significa “hacer trampa” o “engañar con un licor o droga” –a su vez deriva del encantamiento llamado Hocus Pocus, una expresión enormemente usada en los libros de magia–. En términos más coloquiales y aplicado a este caso, un “hoax” es una falsificación que apela a nuestra credulidad tocando íntimos resortes que alteran nuestro juicio, y nos incita a creer que lo que vemos debe ser cierto, aun cuando la razón nos da motivos para pensar lo contrario. Somos, por lo tanto, atraídos primero y traicionados después.

Cuatro días después de la viralización del vídeo, el 14 de noviembre, la responsable del equipo de supervisión para Oriente Próximo de la BBC, Amira Galal, expresó sus dudas sobre las imágenes. Lo hizo aplicando una saludable dosis de sentido común: “El niño no parece reaccionar en principio al impacto de la bala y, cuando cae, lo hace hacia adelante”, explicó.

Cuatro días después, Galal era una de las pocas voces discordantes frente lo que ya se consideraba un fenómeno de masas al captar un genuino acto de valor en una guerra que se ha cobrado la vida de 190.000 personas y es considerada como una de las grandes catástrofes de esta década. “Superhéroe sirio”, lo llamó el New York Post; “Los expertos cuentan al Telegraph que no hay motivos para dudar de su autenticidad”; “al final de estos momentos tan peligrosos, la pequeña fue llevada a un lugar seguro por su salvador”, según la agencia de noticias turca Cihan. La propia Galal llegó incluso mostrarse convencida de que “sí que está bastante claro que ha sido grabado en el este (de la ciudad siria) de Alepo”.

Por la tarde de ese día, un director noruego, Lars Klevberg, de 34 años de edad, informó a la BBC de que era el responsable del vídeo, que no fue grabado en Siria sino en Malta, el pasado mes de mayo. El realizador identificó a los niños como actores malteses profesionales. Las voces de fondo pertenecen a refugiados sirios. El vídeo, que en realidad fue colgado por primera vez el 9 de noviembre en el canal de YouTube del realizador, fue financiado por el Instituto Cinematográfico Noruego y el Consejo de las Artes del país, que abonaron una cantidad aproximada de 32,000 euros para su rodaje. Las autoridades del país escandinavo –-y el propio Klevberg lo reconoció así– denunciaron que no habían sido puestas al tanto, más que de las intenciones de los cineastas, de la forma de distribución, en la que en ningún momento informa explícitamente al espectador de que las imágenes que están viendo son ficticias.

Las intenciones, propiamente dichas, estaban claras: dar esperanza a través de un acto heroico.

“A pesar de los extraordinarios esfuerzos de los medios de los medios de comunicación para documentar los conflictos armados”, escribieron Klevberg y los productores Petter Løkke y John E. Hagen en una carta de disculpas, “sentíamos que la desesperación había generado en la gente un sentimiento de resignación, y esperábamos que un ángulo positivo provocaría que la gente se involucrara para ayudar a los niños afectados por la guerra”.

Los cineastas escribieron esta misiva al tiempo que liberaron gran cantidad de información sobre el rodaje. Desde fotos del reparto y del equipo técnico…

…hasta un vídeo del ‘making of’, donde podemos ver a uno de ellos dando instrucciones a los jóvenes.

El caso es que a pesar de sus disculpas Klevberg, Lokke y Hagen estaban a punto de ser aniquilados por el impacto negativo de su vídeo en la labor de los informadores de un conflicto donde la información es difícilmente verificable. La ONG Human Rights Watch expresó su “repugnancia” por la difusión del falso vídeo, que solo iba a facilitar “que los criminales de guerra puedan desmentir imágenes verificadas de abusos” a través de “un engaño que solo contribuirá a erosionar la confianza del público en el periodismo de guerra”. Una misiva firmada por 60 periodistas internacionales condenó a los cineastas por una “película que, en lugar de aportar información sobre una generación perdida, exigirá las pruebas a los que sufren en lugar de a sus torturadores, y que ha dañado el valiente espíritu de quienes trabajan en las zonas de conflicto”.

Resulta curioso, en retrospectiva, comprobar cómo reaccionaron los cineastas a las quejas sobre un film que combinó engaño y verismo de manera tan exquisita como escondido estaba su mensaje final. “El hecho de que los niños sobrevivieran a los disparos tenía como función dar a los espectadores la pequeña pista de que lo que estaban viendo no era real”, explicaron. Syrian Hero Boy se reconoce a sí mismo como ficción cuando las imágenes heroicas que nos muestra en pantalla chocan diametralmente con nuestra percepción colectiva de que los niños son siempre las primeras y últimas víctimas de un conflicto armado. “Queríamos crear entre la audiencia un reflejo de que el ‘milagro’ que vemos en la película”, explican, “era demasiado bonito para ser verdad”.

UNA REALIDAD AMPLIFICADA…

Klevberg sentencia, acuciado, que Syrian Hero Boy es una obra de ficción, y ahí perfectamente se puede acabar la cuestión. Pero, con la cabeza fría –y sin 60 periodistas y una de las ONG más reputadas del mundo en busca de la nuestra– se puede argumentar que Syrian Hero Boy es una especie extraña de documental, un hijo bastardo surgido de lo que el téorico Bill Nichols calificaba como documentales “observadores” y documentales “reflexivos”, de los que mantiene algunas características. Los primeros son aquellos en los que la realidad es observada de manera espontánea con una participación mínima del documentalista –pone la cámara, pulsa el play antes de salir por piernas, y a la mañana siguiente vuelve a la reserva para ver cuántas cebras se han comido los leones–, pero los segundos son un poco más puñeteros de definir: son los que celebran el hecho de ser un documental, juegan con las diferencias entre realidad y ficción, y “nos invitan a cuestionar la realidad del propio documental”.

Syrian Hero Boy es un documental reflexivo porque “falsifica” un escenario real para presentarnos un acontecimiento que perfectamente ha podido tener lugar en esta guerra de Siria y transmite el complicado mensaje mencionado anteriormente: esto que ves, que parece real, es demasiado bonito para serlo. Este es un ámbito complicado, porque las líneas son difusas. A veces hay narrador en off, otras veces es participante. A veces emplea recursos poéticos, otras veces es “pan blanco”. Pero siempre tiene esa conciencia escondida.

Pero Syrian Hero Boy también es observador, el subgénero documental más parco de todos. Una cámara y un plano sin cortes, sin música, montaje o cualquier otro recurso que nos invite a pensar en la manipulación de las imágenes. Antes de desvelar la trampa, sus responsables nos presentan un minuto y siete segundos de realidad “sin adulterar”.

Syrian Hero Boy es descendiente de ambos géneros del documental, pero cuenta con una destacada particularidad de niño rebelde. Syrian Hero Boy nos cuenta una historia. Y no solo una historia cualquiera: nos cuenta una narración.

Martin Scorsese nos ayuda a aclarar esto:

“El cine documental captura una realidad de alguna forma a través de un proceso en el que el guión se escribe DESPUÉS de que el rodaje ha comenzado. El cine de ficción narrativa es una película con actores que comienza a rodar en la que ANTES se ha escrito un guión”.

El cine de ficción narrativa está compuesto por una cadena de eventos estructurados y basados en causa y efecto. Si bien la introducción de ciertos personajes (el niño) puede resultar arbitraria al principio, las siguientes escenas ocurren por una razón clara, con una motivación identificable (salvar a la niña) que justifica sus actos, su comportamiento (fingir su muerte) y sus objetivos. Las ocurrencias están siempre organizadas a través de una línea de acción y conectadas a través del tema (la esperanza en el infierno de la guerra en Siria).

Aunque queda bastante claro que Syrian Hero Boy cae definitivamente del lado de la ficción, no quiero pensar qué es exactamente. Algunos/as lo llamaréis falso documental, otros, docuficción, otros, docudrama. Las múltiples distinciones entre los matices que separan documental de ficción me parecen uno de los debates más bonitos en el mundo del cine. Pero sí quería destacar que es un raro individuo que ha emergido gracias precisamente a la conjunción del instrumento adecuado en el momento oportuno. Una cámara…

…Y UNA GUERRA

No es de extrañar que el primer antecesor de Syrian Hero Boy aparezca en lo que se ha dado en llamar “la primera guerra moderna”: Crimea (1853-1856), el masivo conflicto en el que Rusia se enfrenta con Reino Unido, Francia y el Reino de Piamonte y Cerdeña por el control del decadente Imperio Otomano. Es la primera guerra donde se emplea la cámara fotográfica, y es en 1855 cuando se tiene constancia de la primera foto falsa de la historia: En El Valle de las Sombras de la Muerte, de Roger Fenton, quien supuestamente depositó en el suelo una bala de cañón que nunca impactó en ese lugar.

Valley of the Shadow of Death (Roger Fenton, 23 deabril de 1855)

La veracidad de la foto fue desmentida en primer lugar por la escritora Susan Sontag y después en 2007 por el documentalista Errol Morris en uno de los posts más fascinantes que me he echado a la cara en toda mi vida. En su blog Opinionator, del NYT, Morris nos relata su viaje a Crimea y su consulta con numerosos expertos en óptica e historiadores para invalidar la veracidad de la foto –-Morris llega incluso a averiguar la hora exacta de las imágenes de Fenton y la diferencia de la posición del Sol entre las mismas–.

In The Valley of the Shadow of Doubt – A Conversation with Errol Morris (16’45”)

Ésta fue la primera imagen que captó Fenton, sin las balas de cañón adicionales que Fenton, presuntamente, colocaría después.

A lo largo de sus pesquisas, Morris y sus colaboradores se hicieron preguntas que son absolutamente pertinentes hoy en día al hilo de la pieza de Klevberg, sobre la íntima relación entre la realidad y la persona que la transforma a través de la cámara.

Así, Morris se pregunta si “toda fotografía es posada” por la mera selección del encuadre, como Syrian Hero Boy es Syrian Hero Boy por enfocar al niño en lugar de al individuo que abandona corriendo el edificio en los primeros momentos del vídeo, y cuyo destino es, por decisión de los cineastas, completamente incierto.

Morris, en cualquier caso, no ve con buenos ojos esta clase de alteraciones. Llama “cobarde” a Fenton. “Una patética falacia alimentada por un factor emocional”, sentencia sobre la fotografía manipulada. Su ayudante, el experto en óptica Dennis Purcell, es sin embargo mucho más condescendiente. “Su objetivo era alcanzar una verdad emocional de los campos de batalla”, explica. “Para mí está claro por qué manipuló la foto. Para representar lo que se sentía allí”.

Ante esta tesitura, el responsable de la primera y única monografía sobre el trabajo de Fenton, Helmut Gernsheim, echa un cable a Klevberg desde 1942. La fotografía de Fenton y Syrian Hero Boy están conectadas por una irremisible cualidad artística –-parte de la cual está estéticamente resumida en el tremendo impacto de la falsa bala sobre el niño, parte de la cual está narrativamente desarrollada en una sencilla y contundente historia de heroísmo–. “Ni la cámara ni la lente, ni la película determina la calidad de las imágenes” apunta Gernsheim. “Es la percepción visual de quien se encuentra detrás del mecanismo el que las da vida. “El arte contiene dos ideas aliadas: hacer y crear. Sin estas propiedades, ningún arte fotográfico podrá existir jamás”.